8 ene 2013

SUCUMBIR (ERLIEGEN)



 MARTES, 8 DE ENERO 


Recuerdo una vez que escuché "Cosí fan tutte" de Mozart siguiendo con los ojos la partitura y el texto en italiano abajo escrito, pasando las páginas conforme sonaba la grabación. No estaba sola. A mi lado, sentado en el salón de su casa estaba un viejo profesor de musica, pianista, ya anciano, que me imperaba a mirar los movimientos de la notas, la relación perfecta del texto, poesia pura (Da Ponte !) con esa música precisa y preciosa.

El dominio, el control, el equilibrio sobre ambos elementos: libretto y música es algo que acontece raramente en una ópera. Existen ejemplos magistrales de música sublime donde el texto no llega a la altura o no se adapta a ella: Wagner escribía unos mamotretos de mucho cuidado (perdónenme los wagnerianos admiradores de los mitos germanos) mientras componía la armonía sinfónica más exquisita.
Richard Strauss y Mozart consiguieron ese dominio sobre ambos mundos con sorprendente frecuencia, valiéndose de geniales libretistas que les inspiraron musicas acordes. Verdi también.

El "Cosí" de Mozart aún después de más de 200 años es una ópera "incomprendida". 
La razón es simple: No acaba bien. 
Tendría que volver otra "Ilustración" que acabara con el Romanticismo aún en voga que impide comprenderla.
La inconsistencia, la complicación, la sofisticación del sucumbir, del rendirse y entregarse. 
Cuando en realidad ... así hacen todos: Cosí fan tutte.



Tsevan Rabtan escribe en Jot Down un artículo que me ha despertado las ganas de volverme a sentar a escucharla de nuevo.

" Dos jóvenes presumen, en presencia de un amigo algo más veterano, de la fidelidad de sus prometidas. El amigo se burla y pregunta qué tipo de animal son sus bellas amantes, no sea que resulten parecidas al Fénix de Arabia, ese animal del que todos hablan, pero que nadie ha visto. Así comienza la ópera más incomprendida, problemática y adictiva de Wolfgang Amadeus Mozart,Così fan tutte o la escuela de los amantes. ..."

" ... No hay obra de Mozart en la que haya más maestría, más dominio, más control. La partitura no tiene altibajos, y de haberlos, solo se explican por las maravillosas cumbres que se consiguen en esos increíbles conjuntos y finales, en los que la sutileza de Mozart alcanza niveles absolutos"

De nada :-)      


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